Los dientes chuecos son un gran problema que nadie quiere tener, sin embargo, se presenta con mucha frecuencia.
Cuando los niños van creciendo y sus dientes van tomando posición, alrededor de los 5 años, se puede ir notando si existe alguna posibilidad de que al crecer sus dientes estén desalineados.
Y son muchas las creencias en relación con este suceso; pero, ¿qué lo causa realmente?
Continúa leyendo y descubre las causas que hacen que los dientes se vuelvan chuecos y cómo se pueden corregir.
La genética afecta todo nuestro organismo y los dientes no se escapan de esta herencia.
En algunos casos, los dientes amontonados se relacionan a que la persona tiene la boca muy pequeña y no hay el suficiente espacio para todos los dientes, así que estos buscan la posición para que todos entren, inclusive, existen casos donde dientes quedan justo detrás de otros.
Es la causa más generalizada para explicar el desvío de los dientes.
Hábitos como chuparse el dedo, usar chupón, respirar por la boca, la deglución inversa (mal posicionamiento de la lengua al deglutir) entre otros, son causantes de que cuando el niño llegue a edades más adultas tenga los dientes torcidos.
Si bien es de las causas más graves, es posible que, si se tiene alguna lesión en la mandíbula, los dientes se desplacen.
Por ejemplo, si se pierde alguna pieza dental, los otros dientes se moverán con el fin de llenar el espacio vacío de manera lenta con el paso de los años, pero que de igual manera debe ser tratada con rapidez para evitar daños permanentes o difíciles de tratar.
En ocasiones no se les presta atención a los dientes de leche “porque esos se caen y salen otros nuevos”.
Sin embargo, los dientes permanentes se ven directamente afectados por las maneras que en que los dientes de leche fueron tratados.
Por ejemplo, cuando se pierde un diente de leche prematuramente gracias a una fractura, caries u otros motivos, el diente permanente cambiará en el momento que salir.
Los dientes torcidos se tratan generalmente con ortodoncia.
Son muchas las opciones que existen para este tipo de tratamiento, como los brackets metálicos, que son los más conocidos y usados, pero también hay otros tipos como los de cerámica, de zafiro, autoligado y linguales.
La mejor opción siempre será visitar a tu odontólogo para que determinen la mejor opción para tu caso, en especial pues las causas y el tipo de diseño de sonrisa que deseas influye mucho en el tipo de brackets a utilizar.
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